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martes, 7 de diciembre de 2010

Land of the dead: Quizás sí soy un muerto viviente...




No sé qué le ha dado a mi marido por ver películas de zombies. Hasta el día de hoy eran para mí de esas que veo para darle el gusto o para comer papas fritas a destajo, sin embargo me he sorprendido gratamente con "Land of the dead" (2005). Hay esmero en el guión de G. Romero (considerado por muchos como el padre de los zombies), pequeños detalles que marcan la diferencia y hacen pensar a una mente contemplativa.
Esta historia se sitúa en un escenario post-apocalíptico. Aquí los zombies ya son parte de la vida cotidiana, la supervivencia de la especie humana está asegurada. Se ha construido una ciudad cercada que contiene a los que han salido con suerte del desastre. La novedad está en que los "caminantes" comienzan un proceso de evolución, en el que descubren el uso de herramientas y su propia emocionalidad. Riley Denbo, que combate a los muertos para conseguir objetos de primera necesidad para las personas de la ciudad,  se da cuenta de ésto y entiende que el sistema que han creado para vivir debe cambiar, no sólo por la nueva inteligencia de sus enemigos, sino además porque es corrupto.
Lo bonito de esta película está en que ya no nos pone en el clásico conflicto de buenos y malos que acostumbramos. En efecto ya desde los primeros minutos se pone en evidencia que el director no desea que tomemos un bando a priori:

Minuto 3.
Charlie (Robert Joy): "Quieren ser como nosotros."
Riley (Simon Baker): "Ellos eran como nosotros. Quieren volver a serlo."
Charlie: "Imposible. Algún diablo los puso a caminar...pero somos seres muy distintos. Están muertos. Sólo aparentan estar vivos."
Riley: "¿Y nosostros no hacemos lo mismo? ¿No aparentamos estar vivos?"

Suena extraño, pero es un film plagado de conflictos existenciales y sociales. Es un mundo donde la raza humana sigue siendo cruel y narcisista, aun después de haber sido casi extinta. Bajo esas condiciones, los límites de lo que es "humano" se vuelven difusos. No deja de tener similitud con la vida real: ¿Acaso no nos comportamos muchas veces como muertos vivientes? Sí lo hacemos, y verá que se va a identificar con el que sigue, aun muerto, intentando realizar las mismas labores que llevaba a cabo en vida, aunque ya no tenga sentido. Entonces, quizá le llegue tanto como a mí oír a Riley decir, mientras detiene a alguien que intenta disparar:

"No. Ellos sólo buscan un lugar donde ir. Igual que nosotros."

Absolutamente recomendable, demuestra que ni el género ni el tema son excusas para no hacer una buena película.

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