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miércoles, 14 de abril de 2010

Chile y su adobe: Incultura sísmica.

antiguas casas de adobe y caña
fotografía de http://www.viajeros.com/fotos/oasis-en-el-desierto-chileno/233276


Mucho se ha dicho y escrito ya sobre el terremoto y sus consecuencias. Ya antes también se ha criticado que nuestra supuesta cultura sísmica no era más que una ilusión, que se desvaneció al enfrentar la realidad, cuando nuestras instituciones y comunicaciones se fueron a pique, y veíamos en youtube a las señoras gritar y correr despavoridas. Pero y quiero ir más allá, a una reflexión hecha cuando me encontraba recorriendo un barrio antiguo de Santiago, plagado de casas de adobe que se derrumbaron total o parcialmente. Esas casas, ya habían sobrevivido al terremoto del año '85, y sin embargo todavía seguían allí, y algunas incluso se veían ampliadas, o remozadas recientemente. ¿Dónde tenemos el cerebro los chilenos cuando elegimos el lugar en el que vamos a vivir? Porque una señora que compró un departamento, que por norma debe ser antisísmico, está en todo su derecho de reclamar que su casa se cayó, porque su casa no debía caerse. Sin embargo una familia que habita una casa de adobe en un lugar como Chile, y que en 25 años y luego de haber tenido la suerte de superar el terremoto anterior, no mueve un dedo para reformarla y transformarla en un lugar seguro, me produce una sensación extraña. Especialmente cuando puedes observar que muchas de ellas son casonas grandes, bien arregladas, con aparatos satelitales en el techo... casas cuyo arriendo cuesta unos 150.000 clp promedio, muchas con negocio incluído. Me recuerda esas imágenes del campamento, cuatro palos parados en medio del barro... pero con SKY. Y allí es cuando se rasgan las vestiduras exigiendo al Estado con lágrimas en los ojos que los ayude porque ahora no tienen nada, dificultando la ayuda para aquellos que no reformaron porque no tenían como hacerlo, como es el caso de los inmigrantes hacinados o los adultos mayores.
Y claro, las casas que sobrevivieron a este terremoto, seguirán ahí aguardando el próximo, en el que seguro caerán y veremos nuevamente estas dramáticas escenas... pero nunca, nunca un mea culpa.
Nuestra mayor falencia de cultura sísmica no está en que el gobierno no cuente con teléfonos satelitales suficientes, o que corramos como imbéciles en vez de buscar las zonas de seguridad, o incluso que nuestras comunicaciones se caigan... nuestra mayor falencia es nuestra gente, que al igual que en la fábula canta y baila como la cigarra, cuando debería trabajar como la hormiguita, y de a poquito ir botando el adobe para instalar aunque sea una sencilla (pero segura) mediaguita.

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